¿CÓMO SE REALIZA EL TRATAMIENTO?
Para llevar a cabo el tratamiento, los hilos se introducen bajo la piel con la ayuda de una aguja muy fina, sin necesidad de practicar ninguna incisión. La cantidad de filamentos vendrá determinada por la zona que se desee tratar (en el caso del rostro, suele ir de los 6 a los 15 hilos).
Los hilos tensores no necesitan anclajes o suturas, lo que hace que se trate de un procedimiento rápido y sencillo. No se precisa de anestesia general —si bien el experto que lleve a cabo el tratamiento puede utilizar alguna crema anestésica— y la duración acostumbra a ser de entre 20 y 30 minutos. Se trata de un proceso indoloro y que no exige hospitalización, por lo que la persona puede incorporarse de inmediato a su día a día. En el caso de las zonas corporales más extensas, el profesional puede dividir el tratamiento en dos sesiones.
Durante las horas posteriores, se recomienda aplicar frío en la zona tratada para reducir el riesgo de inflamación y evitar rascarse o tocar la zona durante las 12 horas inmediatamente posteriores a la colocación de los hilos tensores. El paciente puede experimentar una ligera irritación o inflamación en la zona, que desaparecerá rápidamente.
Este tratamiento de medicina estética es seguro, y los riesgos de cicatrización, hematomas, sangrado u otras complicaciones son muy bajos. Para evitarlos, es indispensable ponerse solo en manos de personal médico especializado.
El resultado óptimo suele lograrse a los tres meses, si bien, como se ha indicado anteriormente, los efectos pueden prolongarse por espacio de hasta 2 años, dependiendo de la edad, del tipo de piel y del hilo empleado.
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